Lucernas: Iluminación romana

©Trustees of the British Museum

Introducción

Siempre me han fascinado los elementos más simples de las sociedades antiguas. Aquéllos de uso cotidiano, los que facilitaban la vida a los ciudadanos corrientes, así entre los muchos objetos que se han descubierto a lo largo de los siglos han aparecido las lucernas romanas en gran número y que a pesar de la simpleza de las mismas ofrecieron y ofrecen aun hoy, una amplia información no sólo del sistema de iluminado romano sino sobre sus gustos, materiales, ornamentación, procedencia o incluso artesano.

Casi en todos los yacimientos se han localizado estos pequeños elementos de uso diario, algunos soportaron el paso del tiempo mejor que otros, pero por lo general, constituyen un magnífico legado que establece en algunas ocasiones el perfil del usuario o su nivel social.

Las lucernas son ampliamente conocidas mucho antes de la llegada de los romanos de hecho mucho más simples y toscas se hallaron en el Neolítico, pero es cierto que éstas y su simple sistema se perfeccionaron en época romana extendiéndose su uso en todas las zonas del imperio.

 

Lucernas simples

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Las lucernas romanas son numerosas y difieren unas de otras, aun así el sistema es simple y único para todas ellas. Se construían con arcilla, piedra o metal según las posibilidades del usuario y su tamaño dependía del uso final o la estancia para la que era designada. El aceite utilizado era el de oliva con una calidad limitada que se vendía con tales propósitos, de esta forma entendemos por qué el comercio del aceite fue tan importante en el mundo romano, ya no sólo para su consumo alimenticio o sus propiedades médicas sino como combustible.

La lucerna constaba de, un depósito con un agujero sobre una superficie algo inclinada para introducir el aceite, un saliente frontal con un orificio para colocar la mecha, en algunas de ellas pequeños agujeros para que oxigenara el depósito y prendiera mejor y en ocasiones una pequeña asa para poder llevarla a través de las estancias. En el caso de lucernas más complejas y lujosas poseían cadenas con argollas para poder colgarse o diseños complejos en los que parecía más una escultura en sí misma que un elemento de iluminación casero. La imagen típica de la lucerna es simple, pero en Roma se perfeccionó el sistema durante siglos hasta llegar a cierta culminación artística. Así, se han hallado modalidades más complejas y trabajadas.

Para estancias más grandes o cuando la necesidad lo requería, se trabajaron lucernas con varios orificios 10 o 12 que permitían un alumbrado más homogeneo y ampliaba el campo de visión, en estos casos acostumbraban a estar más trabajadas y era más común hallarlas sobre una superficie lisa por lo que en muchas de ellas no habían asas para portarlas, ya que el peso del aceite o la cantidad de mechas podían ocasionar accidentes.

 
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Estas lucernas más grandes fueron convirtiéndose en pequeñas obras de arte, y aunque existió una factoría de lucernas en masa, a través de moldes, existió también un filón artístico, llegando a ser obras firmadas que otorgaban cierto nivel a quiénes las adquirían.

 

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Temáticas

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Las lucernas menos elaboradas y más económicas eran lisas con algún que otro perfil rallado,no obstante también existieron lucernas temáticas para dar a conocer las preferencias de su portador y para poner un poco de arte en un elemento de uso cotidiano o un sello personal. Así se han hallado lucernas con motivos triunfales o conmemorativas como la imagen superior, temáticas religiosas y mitológicas, temáticas de ocio (teatro, gladiadores y aurigas preferidos), naturales y agrarias (animales y plantas), sexuales (posturas y preferncias), etc...En realidad todo ello ofrece cierto rango distintivo del portador, es una de las muchas habilidades romanas para mostrar la singularidad personal, de la misma forma que las pátinas de sus paredes o los dibujos de sus mosaicos.

 
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Lucernas elaboradas

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Los etruscos antes que los romanos perfeccionaran las lucernas ya que esculpían de forma magistral pies donde colocaban velas para dar luz a sus estancias, éstos acostrumbraban a estar muy ornamentados con figuras de animales o elementos naturales, pero con el paso de los siglos, se supone que era mucho más sencillo utilizar un combustible líquido como el aceite que la propia producción de cera.

Los ciudadanos más acaudalados debían poseer elementos distintivos y únicos en todas las facetas de su vida, más aun si cabe en la doméstica. Por ello, destinaban grandes cantidades de dinero a proporcionar al hogar donde recibían a clientes, amigos o aliados, lujos acorde a su estatus o nivel.

 

 
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Así, el artesano halló un filón económico en la exquisitez de sus manos, localizándose auténticas maravillas que han permitido datar la pieza o ubicarla en un espacio temporal determinado, pues muchas de sus firmas incluyen un imperio determinado.

La imagen del candelabro de la Villa de Antonino Pío que muestro a continuación, sólo mantiene de romano la parte superior, ya que el cuerpo son añadiduras muy posteriores, pero aun así muestra de forma clara el nivel de perfección que alcanzaron estas piezas. 

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Luces exteriores

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Las antorchas siempre han sido elementos necesarios en la antigüedad y desde luego los romanos los usaron como el que más, lo mismo ocurre con los pebeteros, ya que en las calles, templos o en los espacios abiertos era necesaria una fuente de luz más duradera y más amplia. Los soldados romanos llegaron a crear mensajes encriptados a través del movimiento de sus antorchas que eran visibles desde la lejanía, el problema principal era que estas fuentes de iluminación precisaban de un espacio aireado donde el combustible no contaminara o prendiera por accidente algún tejido que provocara los temidos incendios.

Así que los romanos idearon las linternas. Estas podían ser de varios tipos, pero acostumbraban a ser cilíndricas con una tapa y una cadena para portarla con mayor facilidad, para que el aire no apagara su llama podían estar cubiertas por hueso o tejidos translúcidos resistentes al calor y al fuego, ya que el cristal no estaba tan extendido y era muy caro.

 

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ejemplos de lucernas completas

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Los yacimientos de Pompeya, Herculano, Oplontis y en general de la costa Napolitana nos han regalado auténticas joyas de un valor incalculable, el hecho que muchas de esas poblaciones fueran residenciales y de un nivel adquisitivo alto permitió que el volcán custodiara en sus faldas elementos decorativos pertenecientes a escalas sociales muy diferentes y por ende preservar los elementos decorativos más simples.

En las imágenes se aprecian los niveles que se alcanzaron en la ornamentación de objetos tan esenciales como las lucernas y como eran posteriormente colocadas.

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Conclusión

Creo que vale más una imagen que mil palabras, de ahí mi intento de mostrar a través de los muchos ejemplos las singularidades de nuestros antepasados. Recuerdo que mis abuelos poseían candelabros y quinqués que me recuerdan poderosamente a las imágenes que he subido y todo ello afianza si cabe aun más mi percepción de que nos ha costado muchos siglos avanzar en objetos tan simples.

 

Mireia Gallego

Diciembre 2016

 

 

 

 

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